Ha sido un programa doble coherente, constituido por dos
documentales que bucean en un mundo rural casi olvidado. La proyección
de “Oliete. Un pueblo de otra España” (Pere Alberó, 2003) ha tenido el
aliciente adicional de atraer a buena parte de la colonia de
Oliete en Barcelona, que se ha visto numerosa. Ya mucho antes de la
sesión en el hall de la Filmoteca ha ido apareciendo ese alegre
paisanaje. La de “Three sisters” (Wang Bing, 2012) se ha
prolongado hasta la medianoche. Aún con cierto duelo contra el sueño, yo
diría que los espectadores han aguantado en general valientemente sus
casi tres horas hasta su final.
La excusa para programarlas en el ciclo del Projecte Pasolini Barcelona
era que ambas ahondaban en ese mundo antiguo del que Pasolini anunció
la desaparición. Una observación que no debe dejar de hacerse es que el
lamento por el mundo antiguo perdido puede tener su lógica, pero también
ambas dejan apreciar, por lo que de él aún es visible, su extrema
dureza.
Pere Alberó ha hecho una sentida y bella presentación, predisponiendo a favor a toda la gente con su película. Ha hablado de su intento de atrapar con una cámara esa luz, esos sonidos, esos detalles de un mundo ya de otra época. Ahora todo eso, junto a Casanova –el pastor- y todos los demás que aparecen en la película, queda registrado en el film, confirmando el poder documental que le asiste.
Manel Ollé, en los cortísimos cinco minutos que le han únicamente permitido la longitud de “Three Sisters” y el cruzamiento de la parrilla de programación, ha situado muy bien, al margen de las diferentes rutas que transitan los documentales de Bing, la apuesta de su film. Un film que personalmente me tiene, empezando por el personaje de esa niña de diez años que hace a la vez de madre y operaria agrícola y ganadera, el corazón robado. También he notado que la miseria en que se desenvuelven diariamente las tres niñas protagonistas ha dejado, en general, el corazón encogido a todos los espectadores. Dos momentos: Una vendedora ambulante se aposenta a las puertas de la escuela, y se hace de oro vendiendo chucherías a todos los alumnos. La protagonista asiste con los ojos desorbitados a las transacciones pero, falta de dinero, no puede comprar ni una bolsa. El segundo más que un momento es todo un trozo del film: El padre se lleva a sus dos hijas pequeñas (de 6 y 4 años) a la ciudad, dejando a la mayor (de 10 años) trabajando para sacar adelante la mísera explotación con su abuelo. Se ve a ella por la noche, sin sus hermanas, trasmitiendo algo más que una enorme, aunque resignada, soledad.
(Juan Manuel García Ferrer)
Pere Alberó ha hecho una sentida y bella presentación, predisponiendo a favor a toda la gente con su película. Ha hablado de su intento de atrapar con una cámara esa luz, esos sonidos, esos detalles de un mundo ya de otra época. Ahora todo eso, junto a Casanova –el pastor- y todos los demás que aparecen en la película, queda registrado en el film, confirmando el poder documental que le asiste.
Manel Ollé, en los cortísimos cinco minutos que le han únicamente permitido la longitud de “Three Sisters” y el cruzamiento de la parrilla de programación, ha situado muy bien, al margen de las diferentes rutas que transitan los documentales de Bing, la apuesta de su film. Un film que personalmente me tiene, empezando por el personaje de esa niña de diez años que hace a la vez de madre y operaria agrícola y ganadera, el corazón robado. También he notado que la miseria en que se desenvuelven diariamente las tres niñas protagonistas ha dejado, en general, el corazón encogido a todos los espectadores. Dos momentos: Una vendedora ambulante se aposenta a las puertas de la escuela, y se hace de oro vendiendo chucherías a todos los alumnos. La protagonista asiste con los ojos desorbitados a las transacciones pero, falta de dinero, no puede comprar ni una bolsa. El segundo más que un momento es todo un trozo del film: El padre se lleva a sus dos hijas pequeñas (de 6 y 4 años) a la ciudad, dejando a la mayor (de 10 años) trabajando para sacar adelante la mísera explotación con su abuelo. Se ve a ella por la noche, sin sus hermanas, trasmitiendo algo más que una enorme, aunque resignada, soledad.
(Juan Manuel García Ferrer)


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